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Nederland Polderland |
Si hablamos de Holanda lo primero que
asociamos con este pequeño país del norte de Europa es que está más que
literalmente construido desde las aguas. El agua y Holanda son indivisibles.
Tampoco podemos olvidar pensar en su geografía
e historia para entender bien cómo
un país tan pequeño ha logrado
sobrevivir desde los últimos siglos constando su casi total superficie del
elemento principal en la vida de los seres humanos: el agua.
Si no hubiera sido por el ahínco y la
perseverancia holandesa en drenar las aguas y facilitar su comunicación, lo más
probable es que nunca hubiera habido siquiera una isla en su lugar. Holanda
podría haber corrido la misma suerte que la Atlántida, deglutida por el mar.
Es vox
populi que Holanda se construyó sobre agua y es por todos conocida la formidable ingeniería holandesa para
detener el agua y mantenerse con los pies
secos, contruyendo un paraíso acuático que desafía las leyes de la
naturaleza.
Podríamos decir que la identidad holandesa es
como es gracias a su conquista del agua. Igual que ocurrió con la tierra,
ocurrió con los barcos. Los barcos son indispensables para sobrevivir en este
pantanal. Aunque las primeras embarcaciones no fueran más que balsas
construídas con arbustos y ramas, es gracias a su ingenio y coraje desarrollado
que los habitantes de estas tierras bajas
llegarían a coronarse como grandes cosntructores de embarcaciones a nivel
mundial.