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Foto cortesía de Bea Fresno© |
Buenas tardes a todos los lectores de Holanda Hispánica! Ya hace un tiempo que no vengo publicando, pero no es por falta de ideas ni textos (eso sobra) sino por falta de tiempo físico para sentarme y escribir.
Escribir para Holanda Hispánica se ha convertido en mi pasión número 1. Al punto que suelo escuchar en mi casa cómo los
zeurpiets (palabra muy holandesa que significa 'gente que se queja demasiado') tienen algo que decir cuando me ven armada con mi laptop y mis libros, haciendo espacio entre la mesa y el armario que está en el living.
Es que cuando empecé este blog, allá lejos y hace tiempo, precisamente en junio del 2010, mi intención era socavar los vericuetos de la cultura que no entendía.
Como apasionada que soy por la historia, el arte, la literatura, la cultura en general y la antropología, era de esperar que el proyecto de blog mutara con el tiempo en esta herramienta de información fehaciente y práctica. Porque blogs hay muchos, lo dije ya una vez, y en este último tiempo con tanta inmigración masiva de hispanohablantes (mayoría proveniente de España y países latinoamericanos) podría decir que abundan los blogs sobre el mismo tema. Y a mí, particularmente, me resulta aburrido leer siempre sobre los mismos temas. Sobre todo, que se repiten como se repiten los blogs. Y ésto es fácil de entender porque tiene que ver con una necesidad del extranjero, esa sorpresa por lo diferente, acentuar los rasgos característicos de una cultura sopesada por la otra que se deja atrás.
Pero la cultura no es algo estático, es flexible. Se mueve con nosotros, se mueve hacia donde nosotros nos movemos. Y no se mueve sola, se mueve en grupos, se mueve en pareja, y siempre se mantiene en movimiento.
Por eso no es extraño que abunden blogs o websites que cuenten la vida desde la experiencia única e irrepetible del que mira con sus ojos abiertos escribiendo con el ánimo de desentrañar el objeto desconocido, o mismo presentarlo en sociedad al otro, para que opine.