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Aletta Jacobs |
Introducción
Cada 8 de marzo se festeja en todo el mundo el
día internacional de la mujer. Muchos se preguntarán por qué las mujeres tienen
un día especial al año y qué es exactamente lo que se conmemora en este día?
Antes de entrar en detalle y contestar estas
preguntas quisiera contarles un poco de mí y qué rol juega este día en mi vida.
Y también contarles sobre la vida de Aletta Jacobs, un ícono holandés en la
lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres en el siglo 19.
Por empezar, como mujer, hija, nieta, hermana,
madre y amiga, las mujeres tenemos diferentes roles en esta sociedad. No por
distinguirnos particularmente de los hombres, porque ellos también tienen roles
similares. Pero a lo largo de la historia personal de cada uno/a habremos de
ver que existen más que sutiles diferencias.
Ser
mujer y vivir con ello
Cuando yo era chica, digamos unos 6/7 años,
adoraba jugar con varones más que con niñas. Los autos, jugar al poliladron (y
ser ladrón más que policía, claro), y hacer travesuras llamaban más mi atención
que jugar con muñecas, a la mamá, al doctor y la enfermera, o a disfrazarme y
maquillarme. Quizás porque soy la primera mujer después de 3 primos varones y
en esas épocas siempre jugábamos juntos.
Mis abuelos tuvieron una gran influencia en mi
vida, sobre todo mi abuela materna. Tampoco era mi abuela la típica abuela, no
cocinaba, no cosía, no limpiaba, no tenía ninguno de los roles típicamente
femeninos de la época que siempre le
tocan a las mujeres.Y mi abuelo fue una figura paterna muy importante.
A los 9 años mi madre decidió que el colegio
mixto y laico al que íba no era lo ideal para mi educación; era corriente
volver del colegio con las rodillas negras, el pelo revuelto y notas de mal
comportamiento en el famoso cuaderno rojo. Las llamadas de atención de la
maestra por escaparme de la clase y corretear con uno de los chicos más
traviesos de la clase eran moneda corriente en mi corta vida.
Entonces cambió el giro de mi vida, digamos
unos 180 grados. Me cambiaron a un colegio de chicas, con catequesis, y por
ende con todo el paquete completo de comunión, confimación y misas. Además de doble
escolaridad, cuando en el otro colegio sólo íba por las tardes.
Por supuesto esto hizo mella en mi vida. De
más está decir que se originaron los primeros traumas que mucho después debí
arrastrar hasta el paso a la secundaria.
Pero lo que más cambió en esta época fue mi
visión de ser mujer. Las mujeres que me rodeaban, compañeras de clase, de otros
cursos, maestras, madres, etc. pasaron a ser eje en mi vida. Yo estaba más
acostumbrada a un ambiente masculino, por lo que mi ideal cuando tenía 6/7 años
era poder ser como los varones. Porque los varones podían hacer todo lo que
querían y no tenían que andar pidiendo permiso.
De más grande, estas diferencias fueron cada
vez menos sutiles, siendo las salidas a la noche una restricción, salir con
amigas, ir a conciertos, etc.
También jugaba en contra la famosa crueldad
infantil que cuando es femenina puede ser mortal. Con esto quiero decir que
muchas mujeres son envidiosas, celosas, traidoras, vengativas y crueles. Y esto
no ayuda en nada a mejorar nuestro género. No en vano siempre se han hecho grandes diferencias con respecto a la amistad entre hombres que a la amistad entre mujeres.
Este paso de la infancia a la pubertad fue
determinante. Recuerdo en muchos momentos odiar mi género, porque como mujeres
inteligentes no se nos tomaba tan en serio, se esperaba que tuvieramos hijos y una
carrera, pero también que estuviéramos siempre lindas, flacas, divinas y
calladitas.
Obviamente esta imagen de feminidad no
cuadraba mucho con mi vida personal. Por lo que después de los 18 me rebelé,
cortándome el pelo, usando ropa rota y con alfileres, escuchando rock, leyendo
historietas y pensando cómo íba a escapar del destino por mi familia
estipulado.
Finalmente, para hacer una larga historia corta, tuvo que pasar muuuucho tiempo, muchas experiencias, emigrar a Europa y tener hijos para darme la cabeza contra la pared y darme cuenta que ser mujer no es un regalo fácilmente de valorar. También aquí en Holanda empecé a hacer las paces con mi género femenino en el momento en que descubrí muchas asociaciones voluntarias de mujeres que, como yo, también buscaban su lugar en el mundo. Llegando a formar parte de una organización que ayuda a mujeres inmigrantes y refugiadas, el Participatieteam Lelystad. Para más info, pueden leer más sobre mi experiencia haciendo trabajo voluntario haciendo click aquí.
Finalmente, para hacer una larga historia corta, tuvo que pasar muuuucho tiempo, muchas experiencias, emigrar a Europa y tener hijos para darme la cabeza contra la pared y darme cuenta que ser mujer no es un regalo fácilmente de valorar. También aquí en Holanda empecé a hacer las paces con mi género femenino en el momento en que descubrí muchas asociaciones voluntarias de mujeres que, como yo, también buscaban su lugar en el mundo. Llegando a formar parte de una organización que ayuda a mujeres inmigrantes y refugiadas, el Participatieteam Lelystad. Para más info, pueden leer más sobre mi experiencia haciendo trabajo voluntario haciendo click aquí.
Somos una especie única, que desde el comienzo
del mundo ha sido vilipendiada. Y nos ha costado años, siglos, y sigue
costando, poder llegar a ocupar nuestro espacio en esta vida. No se trata de
ser iguales a los hombres, se trata de encontrar nuestra individualidad y al
mismo tiempo, lo que nos une como género humano. Como mujer, este es mi
homenaje a todas esas otras bellas mujeres que luchan por la libertad de sus
congéneres en este tan cambiante mundo, siempre dominado por el hombre.
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La joven Aletta |
Aletta
Jacobs, una chica especial
La joven Aletta Jacobs creció y vivió en un
pueblito de la provincia de Groningen, más precisamente en Sappemeer, entre
prados, zanjas y vacas.
Si bien de apariencia ordinaria, Aletta era
una chica especial. A los 17 años fue la primer mujer admitida en la
Universidad. Y fue también la primera mujer en abrazar la carrera de medicina en
toda Holanda. En la época de la que hablamos esto era imposible. Ninguna mujer
tenía derecho a estudiar, menos que menos a dedicarse a una profesión como la
medicina.
En el siglo 19, las niñas no podían ir al
colegio secundario. No se les era permitido ni estudiar ni trabajar. Las chicas
de familias ricas tenían que ser dulces y educadas. Su destino era casarse, ser
madres y ocuparse de los menesteres de la casa.
Aletta Henriëtte Jacobs nació el 9 de febrero
de 1854 en el seno de una familia judía y se esperaba que ella también siguiera
el paso de esas otras mujeres condicionadas sólo por el hecho de nacer mujeres.
Pero Aletta no quería saber nada con esto. Ella quería ir a la universidad, aprender
una profesión y dedicarse a ello con todo el alma.
Aletta nació en una familia muy prolífica,
siendo la número 8 de 11 hermanos! Su madre era ama de casa y su padre médico
en el pueblito de Sappemeer. Aletta y su papá tenían una relación muy unida.
Cuando volvía del colegio, siempre acompañaba a su padre a visitar a sus
pacientes que vivían en las granjas cercanas. Muy pronto supo lo que quería
ser, doctora como su papá.
En esas épocas tanto las niñas como los niños
íban juntos a clase, pero las chicas debían dejar el colegio cuando llegaban a
los 13 años de edad. Aletta era una chica inteligente y lo que más quería era
seguir estudiando, pero eso no se podía en esas épocas.
Aletta se sentía frustrada, si no podía ir al
colegio secundario, cómo íba a estudiar luego en la universidad y seguir los
pasos de su padre? Sólo en el colegio
secundario podía estudiar las materias que le interesaban: matemáticas, física
y latín, todas materias obligatorias para poder llegar a ser médico.
De ser una niña alegre, Aletta pasó a ser una
chica triste. Lo último que quería hacer era tejer medias de lana y pasar el
paño a la mugre de los armarios. Prefería sentarse a leer un libro, quería
desarrollar su mente. Por suerte tuvo el apoyo del director del colegio secundario,
que no veía nada malo en que Aletta siguiera algunas clases en su colegio.
Cursó así en la Hogeere Burgeschool (HBS, equivalente al Atheneum) donde se
recibió con su diploma de Farmacéutica.
Autorización
del ministro
En 1871 Aletta hizo algo muy importante que
decidiría su destino: le escribió una carta al ministro de Enseñanza de ese momento, el
ministro Thorbecke. Le preguntó si podía estudiar Medicina en la Universidad de
Groningen. El ministro envió su respuesta al padre de Aletta, diciéndole que le
parecía bien que Aletta probara durante un año seguir esta carrera. Para ello
también era necesario que el padre de Aletta diera su consentimiento. Sus
padres tenían dudas, tenían miedo que los estudios fueran demasiado pesados
para su hija. Tras varias conversaciones, decidieron autorizar a su hija a
estudiar durante un año en la Universidad de Groningen.
Aletta fue a la universidad y se encontró a
gusto. En 1872 volvió a escribirle una carta al ministro. Le preguntó si le
permitía continuar sus estudios. Esta vez el ministro Thorbecke envió su
respuesta a la misma Aletta contestando que sí, que se le autorizaba a
continuar con los estudios de medicina. Esta sería una de las últimas cosas que
el ministro haría, antes de su muerte.
La
doctora Aletta
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Aletta, una dama con garra |
Aletta fue la primer mujer que recibió su
diploma de doctora. Tras sus estudios, diploma en mano decidió mudarse a vivir
a la ciudad de Amsterdam para trabajar como médica. Ayudaba a mujeres ricas y
también daba ayuda gratis a mujeres pobres. En esa época, en Amsterdam vivían
muchas personas den condiciones paupérrimas, en casas pequeñas y pobres. Esa
gente no tenía dinero, sus hijos sufrían hambre y había una gran mortandad
infantil.
Aletta les daba anticonceptivos a las mujeres,
para que no quedaran embarazadas tan frecuentemente. En estas condiciones era
más fácil cuidar de dos o tres niños en vez de cuidar unos 10, 11 como era típico en la
época.
Aletta también veía que el trabajo de la mujer
era siempre muy pesado. Por ejemplo en las tiendas, las chicas tenían que
levantarse muy temprano y trabajar hasta muy tarde, haciendo jornadas laborales
de más de 12 horas seguidas sin tener la posibilidad de sentarse ni una sola
vez! Tampoco podían sentarse cuando no había clientes en las tiendas. Las
chicas terminaban agotadas y esto repercutía en sus cuerpos y su salud.
Aletta y otras mujeres pidieron que se
pusieran sillas para las dependientas. Tras varios años lo consiguió. En 1920
apareció una ley que obligaba a los dueños de las tiendas a poner sillas para
su personal.
Las mujeres fueron las que más valoraron los
esfuerzos de Aletta, era la primera vez que alguien las tomaba en serio y
luchaba por más igualdad respecto de los hombres. Pero mucha gente no veía con
buenos ojos las buenas intenciones de Aletta. Resultando así en campañas de
blasfemia en los periódicos. Aletta empezó a recibir cartas de amenazas e
insultos.
Uno de sus hermanos sientió gran vergüenza por
su hermana, declarándola ‘muerta’ a sus ojos. Por supuesto esto afectó
profundamente a Aletta, pero no por eso dejó de luchar por los derechos de las
mujeres y las niñas.
Las
mujeres en el siglo 19
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Dulces y educadas |
En el siglo 19 las mujeres no podían opinar.
En casa el hombre era el jefe. Si la mujer no estaba de acuerdo con su marido,
era su problema. Las mujeres eran según la ley, handelingsonbekwaam (incapacitadas). Tampoco podían tomar sus
propias decisiones. En las familias ricas era un escándalo si la mujer ganaba
dinero. Una ‘chica buena’ se quedaba siempre en casa, vestida con un lindo
vestido con el cual apenas podía moverse. Tenía que esperar hasta que viniera
un hombre a pedir su mano y casarse. Si no venía ningún hombre era una gran
tragedia. Entonces tenía que irse a vivir a casa de algún familiar. Para
el resto de su vida. Esto hacía la vida de muchas mujeres tediosa y aburrida. No en vano se habla de las solteras como 'mujeres para vestir santos'.
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Mujer en la industria textil |
En las familias pobres la mujer tenía que
salir a trabajar al igual que el hombre, ya que el dinero apenas alcanzaba.
Cuando la mujer volvía de su trabajo tenía que dedicarse los quehaceres de la
casa. Estas mujeres tenían una vida muy dura y poca libertad.
Nuevas
ideas
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Pedimos sufragio para madre! |
Gracias a Aletta y al ministro Thorbecke, las
mujeres en Holanda pudieron acceder a la enseñanza secundaria.
Mujeres
luchadoras
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Primera ola feminista |
El final del siglo 19 y principios del 20 es
un período muy especial en la historia del mundo. Los trenes, teléfonos y la
luz eléctrica ya eran de uso corriente. En las calles se veían los primeros automóviles.
También fue el tiempo de la primera ola del feminismo. En todas partes mujeres de todo tipo, jóvenes y viejas, pensaron en que tenían que trabajar conjuntamente para tener una mejor vida. Estas mujeres se llamaron a sí mismas feministas. Las feministas exigían naturalmente el derecho a trabajar e ir al colegio. Pero también querían tener derecho a votar. Junto a los hombres querían poder tener el derecho a decidir quién sería miembro del consejo y de la segunda cámara (Tweede Kamer). Este derecho femenino al sufragio fue el punto cúlmine de la primera ola feminista.
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Derecho femenino al sufragio! |
En 1883 Aletta Jacobs preguntó al alcalde y a
los miembros del consejo de Amsterdam si era posible que las mujeres pudieran
votar. En la ley no se decía nada sobre la prohibición a las mujeres, sólo se decía que para poder votar se tenía que tener mucho dinero.
Igualmente, hasta ese momento ninguna mujer había votado. Los hombres del
consejo no veían con buenos ojos que Aletta quisiera cambiar las leyes. Se
rieron de sus propuestas y dijeron que NO. Aun en estas épocas mucha gente veía
a las mujeres como seres inferiores que no podían pensar por sí mismas. Y por
esa razón consideraban nefasto dejar a las mujeres tomar semejantes decisiones
de tipo político. Para complicar más las cosas, y asegurarse que la ley fuera
clara, se decidió cambiar la Constitución en 1884, de ahí en adelante se constituía
un derecho al sufragio sólo a los hombres
ricos.
Lucha y
amor
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Carel V. Gerritsen |
Toda lucha tiene dos caras, en este caso, la
cara de la moneda es la vida que compartió junto a su compañero Carel Victor
Gerritsen, un apasionado de la sociología y firme partidario por el derecho al
voto femenino. De esta amistad surgió el amor, y los dos formaron pareja, aunque no creían en el matrimonio decidieron
casarse porque querían tener hijos. Tuvieron un hijo, que sólo vivió un día. La
causa fue un fallo médico.
Tras años de tristeza, decidieron viajar
juntos por el mundo en su lucha por el derecho femenino a votar. En 1905 Carel
se enfermó pero igual continuaron su viaje a América. Tras el regreso, su salud fue empeorando, falleciendo Carel tras su larga agonía. Para
Aletta, su ausencia significó dedicarse en cuerpo y alma a su lucha.

En 1915 hubo un congreso internacional para
mujeres en la ciudad de Den Haag que trataría el sufragio femenino como eje
central, pero tras irrumpir la Primera Guerra Mundial no se logró ningún cambio
importante.
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Afiche de las Suffragettes |
Mujeres en acción
En 1968 comenzó la segunda ola feminista en
Holanda. Al igual que a fines del siglo 19, las mujeres estaban muy
insatisfechas de su aburrida vida. Según la ley tanto los hombres como las
mujeres eran iguales. Pero en la vida diaria las mujeres tenían que planchar,
lavar, cocinar y cuidar a sus hijos. Y esto era también aun teniendo una
carrera universitaria o un buen trabajo. Las mujeres casadas eran
frecuentemente despedidas de sus trabajos. Para las madres era casi imposible
salir a trabajar. En todo el país era prácticamente imposible encontrar
guarderías que cuidaran a los niños.
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Mujeres al poder |
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Afiche de Dolle Mina |
Igualdad
en los salarios
Si bien contestarias y un poco chifladas, las
chicas de Dolle Mina tenían serios objetivos. Pedían guarderías gratuitas para
mujeres que trabajaban. Igualdad en la remuneración por trabajo de igual valor. Si bien lógico, en
estas épocas no era así. Las mujeres recibían mucho menos dinero aun así
hicieran el mismo trabajo que los hombres.
Empezaron a aparecer nuevos grupos feministas.
Los hombres no eran bienvenidos. En las vrouwenhuizen (casas de mujeres) y
grupos de charlas las mujeres podían hablar sobre su vida con otras mujeres.
Por primera vez se animaban a decir que tener hijos no era siempre tan bueno.
Que les molestaba estar todo el día sentadas en la casa, mientras los niños
íban al colegio y su marido trabajaba. Que sus maridos también deberían saber
pasar la aspiradora o cocinar. Muchas mujeres pasaban por lo mismo. Juntas
empezaron a buscar soluciones.
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Manifestaciones feministas |
La segunda ola feminista en los Países Bajos
duró hasta 1981. Después, las mujeres se dieron cuenta que podían arreglárselas
bien solas. Ya no necesitaban grupos de charla o casas de mujeres para valerse
por sí mismas.
Igualmente en 1990 se dió la tercera ola
feminista, enfocándose al derecho de las niñas y mujeres de origen turco y marroquí. Los padres de estas niñas sólo querían que éstas se casaran y tuvieran hijos. Pero estas niñas eran
tan o más inteligentes que sus pares de origen holandés. Se pusieron en pie por
sus derechos y gracias a ello han obtenido muchos resultados. Hoy mismo podemos ver mujeres de
todos los orígenes trabajando en la Segunda Cámara, la municipalidad y tantos
otros puestos de trabajo que antes siempre habían sido destinados a los hombres.
Las
mujeres en la actualidad
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Afiche Dolle Mina |
Desde el siglo 19 las mujeres de todo el mundo
han luchado por su libertad. En muchos lugares con gran éxito, pero aun no en
todas partes. Aun hoy hay países donde las niñas y las mujeres no pueden ir al
colegio. Tienen que obedecer a sus padres y maridos.
En los Países Bajos todas las mujeres pueden
hacer y decir lo que quieran. Pero aun así no es todo ideal. Muchas mujeres
reciben menos salario que sus colegas masculinos por el mismo trabajo. Se ven
pocas mujeres en puestos de alto rango en comparación con sus pares hombres,
muchas empresas tienen directores y managers masculinos. Y en trabajos peor pagos
sigue habiendo más mujeres que hombres como lo son los de cuidadores de niños y ancianos. En casa sigue siendo la
mujer la que más frecuentemente se ocupa de los quehaceres y el cuidado de los
niños. Pero entretanto, las niñas van al colegio, a la universidad. Aprenden a
pensar y aprenden un oficio.
Igualmente muchas cosas quizás no cambien
nunca. Las mujeres que tenemos hijos nos seguimos preguntando ¿cómo cuidar a
nuestros hijos y al mismo tiempo trabajar? Lo bueno es que en Holanda todos
tenemos la posibilidad de buscar una solución. A nadie le parece hoy raro ver a
un hombre llevando el carrito de su bebé. Como madres las mujeres pueden decidir
quedarse en casa, cuidar a los niños y cocinar. Pero también pueden trabajar
cinco días a la semana, ganar dinero y dejar la cocina y otros menesteres a sus
maridos/parejas. Y eso, gracias a Aletta Jacobs.
A la edad de 70 años Aletta Jacobs recibió el
apoyo y la admiración de toda Holanda. Con una gran fiesta conmemorando su
cumpleaños, en 1924. 5 años después, el 8 de marzo de 1929, los holandeses se
dieron cuenta que Aletta ya llevaba 50 años de lucha ininterrumpida por la
libertad de las mujeres. El 10 de agosto de este mismo año, a pesar de todos
sus planes y sueños, fallece Aletta Jacobs. Tras su cremación (deseo que dejó escrito
en su testamento), se filmó su concurrido funeral y aun hoy es un documento que deja
constancia de su gran importancia.
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IAV |
Al mismo tiempo que se fundó el Archivo, el
marido de Willemijn Posthumus-van der Goot, Nicolaas W. Posthumus fundó el IISG
(Internationaal Instituut voor Sociale Geshiedenis), Instituto
Internacional de Historia Sociológica. Hasta 1981 ambas fundaciones convivirían
en el mismo edificio. En 1935, tras la primera ola feminista, muchas mujeres
que habían estado activas murieron o eran demasiado ancianas para seguirlo. Las
mujeres fundadoras del IAV consideraron importante mantener viva la memoria de todo
este movimiento y por esa razón crearon el archivo. Además, las jóvenes
feministas de los años 30 tenían la necesidad de tener conocimientos bien
documentados sobre las acciones realizadas en el pasado que el movimiento
feminista había llevado a cabo.
El comienzo de la colección se hizo con el archivo que
la misma Aletta Jacobs poseía, al ser la primera médica luchadora por los
derechos de las mujeres en Holanda poseía gran información. El archivo contenía cartas, libros,
documentos, artículos en la prensa, que la propia Rosa Manus tenía en su haber y
donó al IAV.
Durante la Segunda Guerra Mundial gran parte
de la colección del IAV fue saqueada por los alemanes. Tras la guerra apenas se
consiguió recuperar el 10% de lo que se habían robado. Cuando se reabrió el
archivo en 1947 casi la totalidad de sus estantes estaban vacíos. Fue una ardua
búsqueda que logró recuperarse muchos años después. Precisamente en 1992,
muchos de los documentos robados aparecieron en Moscú y fueron regresados a su
sede en Amsterdam.
Durante la segunda ola feminista, en los años
70, el IAV creció de gran manera. 1975 fue declarado el año internacional de la
mujer, obteniendo el IAV subsidios del gobierno holandés con los que se le permitió
pagarle salarios a las mujeres que allí trabajaban y aumentar la colección.
Especialmente afiches que recién en el año 2003 fueron digitalizados y hoy en
día pueden verse online.
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Revista LOVER |
En el año 1992, tras la era tecnológica de
las computadoras, se logró digitalizar gran parte del catálogo de todo el
trabajo de archivo que antes se venía haciendo con microfichas y bancos de
tarjetas, o sea de forma manual. En la sala de estudios se puede buscar sobre diferentes temas con estas
computadoras. Para simplificar la búsqueda se creó el Vrouwenthesaurus, una lista con
términos específicos para buscar en la colección según el tema.
Atención
a las mujeres inmigrantes y refugiadas
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Mujeres islámicas con burka |
Fue en 1995 que se le empieza a dar más
atención al movimiento de mujeres inmigrantes y refugiadas en los Países Bajos,
coleccionando información y como punta de lanza para los tiempos que vendrían.
La idea central era que el pluralismo de las mujeres en el IIAV debía ser más
visible.
El 15% del material de la actual colección
está dedicado a este tema. En 2002 IIAV tomó la iniciativa de crear la Cátedra
de Género y Etnicidad en la Universidad de Utrecht. La profesora dra. Gloria de
Wekker es la que lleva esta cátedra y es profesora asociada al actual Instituto
Aletta.
Con el proyecto “Haar geschiedenis” (Su
Historia, la historia de ella), la fundación creó una website interactiva sobre
la historia de las mujeres de Marruecos, Suriname, y aquellas con raíces en las Indias
Orientales Holandesas para contar sus historias de vida y lo que sus madres y
abuelasles habían transmitido.
2009
nueva cara y nuevo nombre
Tras grandes logros en el terreno por
continuar proyectos y aumentar la colección, en el año 2009, el IIAV comienza
una nueva era cambiando su estilo, su nombre y con la aparición de su propia
website. Tras casi 75 años de vida, el IIAV pasó a llevar
el nombre de su inspiradora, Aletta, Instituut voor Vrouwengeschiedenis
(Aletta, Instituto de Historia de la Mujer).
En septiembre del 2011, el Instituto aterrizó
en su actual localidad, en el centro de Amsterdam, en el edificio De Vijzel en
la calle Vijzelstraat 20.
Atria =
Aletta + E-quality
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Logo de Atria |
Hoy, esa fusión lleva el nombre de Atria.
Un nombre de gran simbolismo sobre lo que representa esta institución de
conocimiento: pensando en la mujer, en la masculinidad y la femineidad, el
género y todo lo que predomina en estos conocimientos. Atria es el plural de la
palabra atrio, que se refiere al
espacio. Imaginando el espacio como para hacer camino, hacer espacio. El
instituto de investigación tiene como objetivo ser el lugar donde se asiente el
conocimiento acerca de las mujeres y los hombres, el feminismo, la emancipación
de la mujer y la historia de las mujeres en el mundo.
Día
Internacional de la Mujer

El día 8 de marzo está marcado en el
calendario como un día de conmemoración por la lucha y el sentimiento de
solidaridad de las mujeres de todo el mundo. Y cada año se le da especial
atención a un tema diferente. El día internacional de la mujer empezó a ponerse
en práctica tras que la mujer se hubiera puesto en pie por sus derechos, en
particular en el ámbito del trabajo y del sufragio. Hoy en día, el 8 de marzo está más relacionado con la igualdad de hombres y mujeres y los problemas de la violencia doméstica.
Historia
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Clara Zetkin |
El 8 de marzo de 1908 en la ciudad de New York
fue una fecha especial porque las mujeres trabajadoras en fábricas textiles organizaron una huelga general. La huelga estaba dirigida en contra de las malas condiciones laborales
en la industria textil y se cobró su
fama gracias al slogan poético de las mujeres que pedían ´pan y rosas´.
La
huelga se originó como el comienzo de la lucha por la emancipación de la mujer
y contra la discriminación de las mujeres. En 1911 la socialista alemana Clara
Zetkin proclamó el Día Internacional de la Mujer durante una conferencia de
mujeres socialistas en la ciudad de Copenhague. Esta fecha no fue
inmediatamente aceptada a nivel mundial, en los Países Bajos se celebró por
primera vez un 12 de mayo de 1912.
El 8 de marzo de 1917 estalló en la ciudad de
San Petersburgo (actual Rusia) una huelga de empleadas en la industria textil a
cargo de la revolucionaria Alexandria Kollontai. A raíz de este hecho, el
Secretariado Internacional de la Mujer de la Tercera Internacional Comunista de
1921 optó por esta fecha como día definitivo para conmemorar el Día
Internacional de la Mujer.
Durante la llamada ´guerra fría´ esta
celebración de tipo socialista estuvo bajo sospecha por ser celebrada en los
países miembros de la OTAN. Muchos países capitalistas optaron por no celebrar
este día.
A partir de los años 60, durante la segunda
ola feminista, el Día Internacional de la Mujer volvió a ser celebrado, y se realizó a través de manifestaciones, reuniones y conferencias.
Así, mujeres de todos los países en el mundo, denominaciones y partidarias de
cualquier partido político tomaron parte de la celebración.
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Día de la Mujer en Alemania |
En 1978 las Naciones Unidas declararon
oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En el año 2011 se celebró el primer siglo de
este día. Un día que, 100 años antes habría sido celebrado en países como Alemania,
Dinamarca, Austria, Suiza y los Estados Unidos de América.
En Holanda fue un año después, en 1912 y se
celebró un 12 de mayo. El día estuvo marcado por el tema ´sufragio de la
mujer´.
Epílogo
Para finalizar me gustaría decir que hay y ha
habido siempre controversia acerca del movimiento feminista. Sin ir más lejos,
tengo amigas que piensan que ´el haber quemado corpiños fue una tontería´. Creo
que, más allá de quemar un corpiño, el movimiento feminista lo que consiguió fue
que hoy en día las mujeres podamos tener una vida más digna.
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Mujeres compañeras de camino |
Por otro lado, a los que me tachan de
feminista siempre les aclaro: no soy feminista, sino femenina. Porque las feministas,
lamentablemente han dejado su huella en la historia como marimachos y mujeres
que odian a los hombres. Creo que ahí hay un gran malentendido. Ser mujer y
luchar por un lugar que nos merecemos, porque es nuestro por derecho biológico
y natural, no quiere decir convertirse en una mujer tan fuerte como un hombre.
No creo que la igualdad pase por parecernos al macho, sino, al contrario, por
enriquecerlo con nuestras diferencias. Estas diferencias, no tan sutiles, nos
han dejado al costado de la historia. Hoy por hoy las mujeres hemos demostrado
que somos tan capaces como los hombres, que podemos hacer muchas cosas al mismo
tiempo, que nos merecemos nuestro lugar en el mundo, pero seguimos siendo
mujeres, sensibles y sensatas, como todas aquellas mujeres en la historia
apenas lograron demostrar. Es un hecho que para fortalecer esta imagen debemos
trabajar juntas, como hermanas, amigas, hijas, madres, abuelas, tías, primas.
Pero sobre todo, como compañeras de viaje.
Como madre de una hija hoy más que nunca me doy cuenta la importancia que tiene ser mujer y vivir con ello de la mejor manera posible, desarrollando todo nuestro potencial para mejorar nuestra raza, la humana.
Pero sobre todo, como compañeras de viaje.
Como madre de una hija hoy más que nunca me doy cuenta la importancia que tiene ser mujer y vivir con ello de la mejor manera posible, desarrollando todo nuestro potencial para mejorar nuestra raza, la humana.
De aquí a la eternidad, sólo nos restan un par de pasos.
Fuentes:
- Aletta Jacobs, vrijheid voor de vrouwen/Heleen Schoone. Groningen, 2010. ISBN 9789001714710
- Website Aletta Jacobs
Fuentes:
- Aletta Jacobs, vrijheid voor de vrouwen/Heleen Schoone. Groningen, 2010. ISBN 9789001714710
- Website Aletta Jacobs
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