jueves, 16 de junio de 2011

Dood en begrafenis (muerte y funeral, fin del ciclo de la vida)

En los años que llevo aquí en Holanda, serán 8 en septiembre, ya he estado en 3 funerales..
No recuerdo haber vivenciado otros funerales a excepción del de mi bisabuela, que fue velada en la antigua casa de mis abuelos.

Recuerdo ese día como si fuera hoy: mis primos y yo dando vueltas por la casa, no entendiendo mucho de qué íba la cosa.. en el living el féretro abierto, y alrededor, sentadas o de pie, las visitas. Nuestra jurisdicción no traspasaba del perímetro que ocupaban el living comedor y la cocina, o el patio (mis abuelos vivieron en una casa con patio central que hacía de núcleo a todas las habitaciones de la casa).
Luego, muchos años más tarde, falleció mi abuelo, pero lamentablemente me enteré un día después estando en la consulta del dentista en otra punta del mapa... así que, en resumen, no tengo mucha experiencia en esto que es la muerte y los velorios. Aunque aquí en Holanda, en tan solo 8 años ya he experimentado la muerte de gente próxima en 3 ocasiones. En las 3 oportunidades se trató de familia directa de mi pareja, dos tías y un tío. Y no eran gente relativamente vieja, sí dos de ellos estaban enfermos de cáncer.

Uno llega, en general, a creer que la muerte es igual para todos. Eso de que ‘del polvo venimos, y al polvo volvemos’ o algo así.

Sin embargo los rituales, aquí y allá, son diferentes.


Crecí en el seno de una familia donde la religión católica hizo su base. Si bien tanto mis padres como mis abuelos no eran lo que se dice ‘estrictamente practicantes’. Mi abuela, sin ir más lejos, es una persona sumamente espiritual (aun hoy a la edad de 95!) que no distingue en la jerarquía de los espíritus, tanto más da tener una pirámide de metal en la casa, ir a consultar a una bruja como ir a rezar a la iglesia. Si bien dios hay uno solo.. al que se lo invoca muchas veces injustamente con expresiones como ‘dios mío’ o ‘si dios quiere’.

De todas formas, los ritos que rodean a la muerte y al entierro, en mi país, suelen ser siempre iguales. El luto como una muestra de respeto, la tristeza como parte del adiós. Después, según el testamento, será la cremación o la sepultura en un cementerio. Muchas veces basados en las prácticas religiosas, quizás una misa por aquí o un entierro bendecido por allá y siempre la biblia a mano.


Hasta ahí, todas las reminiscencias son casi universales.

De todas formas, es interesante el tema de la muerte y los funerales, ni qué decir del entierro o la cremación.

Desde siempre el tema de la muerte ha pertenecido a la vida de todos los humanos, como el yin y el yang. Todos nacemos, crecemos, vivimos y morimos. Es recurrente pensar que la vida es un ciclo, si bien a medida que han pasado los siglos la concepción de la muerte ha cambiado. Hoy por hoy, gracias a la ciencia y a la tecnología, vivimos más años, tratamos de llegar en mejor estado y burlamos a la muerte a base de vitaminas, vida sana, cirugía plástica, etc.. De todas formas, nadie está exento. Nadie será como Lázaro, el eterno vagabundo, todos somos mortales y a todos nos llegará nuestra hora final en su momento.

Me ha llamado la atención los ritos de la muerte y la ceremonia del entierro en este país.
Quizás un poco porque las raíces de la historia son más antiguas y basan sus ritos en otras maneras y formas de hacer las cosas. Eso sigue siendo para mí un intringulis.

Para eso, hay que hacer un poco de historia..

Temprana Edad Media


La característica más importante de este período es que la gente sabía cuándo se íba a morir. El final era presentido y se daban cuenta que venía la hora final. Un simple sentimiento primario. El engaño, o hacer como si no se dieran cuenta era imposible. El moribundo se recostaba, llamaba a su familia, los vecinos y al cura del pueblo, y así se despedía oficialmente de todos. La muerte era pública, incluso los niños estaban presentes, y el que estaba por morir tomaba las decisiones finales en el último momento de su vida. Luego venía la absolución.

No había gran demostración de emociones, y todos esperaban a que la muerte, la ‘Magere Hein’ (la famosa Parca, personificación de la muerte y del tiempo) se hiciera presente. La agonía era dolorosa, cruel y, sobre todo, prolongada en estos tiempos donde la medicina aun no se había desarrollado.

Una vez que el moribundo expiraba su último aliento, empezaba el duelo para la familia. En la Edad Media eran aun comunes las reacciones un poco extremas, algunos se desmayaban o se desgarraban la ropa, se rasguñaban la cara o se tiraban de los pelos..

A medida que fue pasando el tiempo, la gente empezó a tomárselo con un poco más de calma. La muerte fue aceptada, pasó a ser entonces la muerte domesticada.

Siglos 11 y 12

Fue a principios de estos siglos que la muerte fue adquiriendo sutiles cambios en su tradicional familiaridad. Provisionalmente había quedado reducida al núcleo intelectual o de las élites sociales. En las nuevas ciudades, la posesión material fue tomando más fuerza al igual que la noción de la propia identidad. Así, fue enfatizándose la conciencia de la propia muerte.

En muchas representaciones de la época suelen verse criaturas que aparecen alrededor de la cama del moribundo. La víctima, a la espera de su último momento, el juicio final. La novedad? Por primera vez se hacía hincapié en la muerte de la persona y la propia historia personal. Esta individualización de la muerte dió como resultado diferentes fenómenos. La muerte pasó a ser más teatral y ostentosa, la gente decidía en sus testamentos de qué manera querían ser enterrados. Es por todos conocido que el rey Carlos V realizó en vida ensayos sobre su futuro entierro..

También las tumbas cobraron caracter personal; con epitafios e imágenes realisticas del muerto.

Rouwborden en las paredes de una iglesia en Friesland
Aquellos que tenían poco poder adquisitivo eran enterrados en lugares desconocidos, aunque sí se los recordaba colgando simples placas conmemorativas o placas de madera de luto (rouwborden) según la costumbre, de los muros de la iglesia. Así, la identidad del muerto se volvía inmortal. Ya desde entonces se celebraban misas en conmemoración y a muchos otros se les otorgaba por recomendación la carta de absolución en su tumba.

Una ilustrativa manera de ver la creciente conciencia de la propia muerte la encontramos en el arte y la literatura con el esqueleto y su carne pudriéndose tan presente en la danza de la muerte y la cultura sepulcral..

En la cultura de la propia muerte o la muerte domesticada, la muerte estaba vista como un quiebre de la vida. Para los ricos y poderosos, morir era un acontecimiento al que se le prestaba mucha atención, aun así debía ser familiar y aceptada con tranquilidad.

En los países católicos la actitud respecto de la propia muerte se prolongó hasta el siglo 18 con gran cantidad de tumbas barrocas con la imagen del muerto.


Los Países Bajos cuentan relativamente con muy pocos de estos monumentos. Las tumbas más conocidas son las del conde Engelbert II de Nassau y su mujer Cimburgia de Baden en la iglesia Onze-Lieve-Vrouwekerk en Breda. También la del príncipe Willem de Oranje en la Nieuwkerk en la ciudad de Delft y la del famoso almirante Michiel de Ruyter en la Nieuwkerk de Amsterdam, y no muchos más.

Siglos 16 y 17

Los rouwborden (placas de madera en forma romboide pintadas de negro) fueron mutando en la forma de escudos de armas familiares. Esto sucedió hasta el año 1795, año de la República Bátava, donde fueron removidas por orden del gobierno. Una de las razones por las cuales Holanda no cuenta con grandes monumentos funerarios en las iglesias se debe a la tardía llegada de la riqueza por estos lares, y la circunstancia por la cual esa riqueza existía en un momento en que se predicaba que toda exuberancia era nefasta.

La vida era un continuo morir y la tradicional familiaridad con la muerte la ubicaba en un lugar que despreciaba la vida, esta era la nueva doctrina.

la sobriedad calvinista
La continua muerte


Esta nueva concepción hizo su apogeo durante el siglo 16, en el seno de las prédicas protestantes. Aunque también en las católicas, donde se predicaba la simpleza y la sobriedad: el ascetismo.

La muerte ya no era el fin del recorrido que lo esperaba a uno al final de su vida en la tierra, sino algo que continuamente se infiltraba en la vida diaria. Al parecer, era la idea de que uno no tenía que esperar al juicio final, sino que constantemente estaba expuesto a sus pecados. Se esperaba un comportamiento ejemplar y estar preparado en todo momento frente a la muerte. Morir se presentaba como el momento de la liberación de los tormentos, de este valle de lágrimas que es la vida. Así, se le infundía menos dramatismo al hecho de morir y dejar este mundo. Y por primera vez desapareció el concepto de la muerte como el quiebre de la vida. Sin buscarlo, la muerte se convirtió en algo abominable, como la idea de estar poseídos en vida.

En la cultura material esta mentalidad es una expresión del entierro frío y simple que ahora también regía para la élite, y para la imagen de la muerte: ya no el cadáver con su carne maloliente y putrefacta, sino un esqueleto limpio y brillante.


La pregunta general es si esta mentalidad de los siglos 16 y 17 no será una consecuencia de las estrictas doctrinas de los predicadores calvinistas. Gracias a ellos son conocidas las evidentes muestras de desapego y el mundo de la renuncia. También es por todos conocido que estos calvinistas en tiempos de la república habían tenido un efecto contraproducente en los usos cotidanos que ellos denominaban ‘vanas costumbres del mundo’ y ‘supersticiones papistas’.

Así cayeron en desgracia las siguientes costumbres:

- La vestimenta de luto pública, que aun hoy en este siglo sigue en vigencia

- El tañido de la campana cuando alguien fallecía, que primero fue prohibido y luego restaurado

- El sermón del cadáver, que también fue prohibido y vuelto a poner en vigencia

Aun así, los funerales se volvieron sobrios y se ha hizo un gran esfuerzo por conservarlos de manera diferente a la usual y cambiarle el sentido a sus costumbres. El tañido de la campana, por ejemplo, se convirtió en un reproche a la fugacidad de la vida en lugar de una llamada al luto. Y ni que hablar de la idea de espantar a los malos espíritus! En cuanto al sermón al cadáver, este no debía contener ninguna muestra de afecto por el difunto. El hombre es, en efecto, un esclavo de sus pecados y los mejores entre nosotros son sólo ‘simples instrumentos de Dios’.

Resulta evidente que muchas de estas opiniones calvinistas fueron más tarde adoptadas por la gente. Durante estos últimos siglos se fue poniendo en práctica esta increíble sobriedad respecto de la muerte.

Siglos 18 y 19

La llegada de la familia moderna trajo consigo también otra actitud respecto a la idea de la muerte. La propia muerte ya no era central, pero sí la de nuestros seres queridos, de ahí: la muerte del otro.
En aquellos tiempos, la burguesía vivía la muerte con temor respecto de sus seres queridos, de los que dependían emocionalmente. Temían perderlos. La separación resultaba inaceptable y el impacto del comportamiento en el lecho de muerte era muy fuerte. Igualmente, el moribundo mantenía su rol de líder en los últimos momentos de su vida y en las oraciones, pero los espectadores solían no poder dominarse hasta que la víctima hubiera muerto. Los familiares ya se preparaban con antelación, llorando con pasión y convirtiéndose en el evento central al momento de la muerte. Luego el duelo pasaba a ser excesivo, rayando en la histeria.

En esta época fueron la gran novedad el culto a los sepulcros y los lugares de entierro.

Tradicionalmente se enterraba a los muertos en la iglesia o en el pequeño cementerio alrededor de ésta. Esto sucedió durante alrededor de 1000 años, sin que nadie tuviera objeción al constante fétido olor que seguramente colgaba en la iglesia (las piedras sepulcrales no estaban bien selladas y las tumbas debían ser constantemente abiertas y removidas), contra la amenaza que esto confería a la salud pública, o contra los muchos casos en los que la acumulación de huesos y carne podrida eran el lugar de libre acceso a gatos y perros y lugar de juego de los niños.

De aquí el origen de la expresión ‘ricos apestosos’ (rijke stinkers), ya que eran los ricos los que solían ser sepultados en las iglesias, lo más cerca posible del altar. Los pobres eran enterrados en tumbas anónimas. Al final del siglo 18, gracias a los avances en la medicina y la higiene, se decidió no enterrar más gente en las iglesias. En Scheveningen en el año 1779, aun se utilizaba el cementerio más antiguo que no estaba cercano a la iglesia.

En 1804 Napoleón prohibió los entierros en las iglesias, aunque sí quedó la costumbre de enterrar a los muertos en los cementerios.

Existen hoy en día suficientes cementerios públicos. Suelen ser, en general, enormes parques bien cuidados, con árboles y flores, donde los muertos encuentran su descanso y aquellos que pueden permitírselo económicamente, pueden construirse su propio mausoleo familiar.

Pasó a ser así el nuevo lugar de los muertos. Los domingos era el día de las visitas, íban en masa a visitar las tumbas de sus familiares y dejar flores o sacar los hierbajos que crecían alrededor.

El 2 de Noviembre se festeja el Día de todos los Santos, Allerzielen. Este festejo ya tiene más de 1000 años, aunque se festejó realmente a partir del siglo 18 y 19, en el seno de la burguesía.

Posiblemente sea Holanda el último país donde los entierros continuaron  realizándose en las iglesias, ya que no hay en ningún otro lugar tanta gente enterrada como en el norte de Holanda. En 1865 tuvo lugar el último entierro en una iglesia.

Pareciera ser que para los calvinistas ha sido más importante predicar sobre la actitud hacia la muerte y erradicar las viejas costumbres lo más rápido posible.

Primeras empresas funerarias

Sólo los más pudientes, o sea una minoría, podían ver la muerte de manera romántica. Para la mayoría de la población, la muerte en el siglo 19 no era nada romántica, apenas podían pagarse su funeral, y de esto no se hablaba.

Fallecer y ser enterrado ya no era de dominio público, ya no se lo aceptaba como algo normal e inherente a la vida como había sido antes con ‘la muerte domesticada’. Y más aun entre los protestantes, los cuales en su típica sobriedad veían la vida como un continuo morir; por suerte llegaba la muerte, que era el final para aquellos sufridos en vida.

Típica característica de estos funerales era que los vecinos se ocuparan del entierro. La comunidad era la que desde principio a fin realizaba todos los arreglos para el funeral. Se esperaba que los familiares directos permanecieran en la sombra.

El primer paso era marcar la casa del difunto. Para ello se utilizaban diferentes objetos espirituales, un haz de paja (centro de Brabant), una cruz de madera (oeste de Friesland); entre otros.

Mientras tanto el cuerpo del difunto era preparado, cosido y vestido. Luego se decidía quién íba a ir a avisar en el pueblo. Con una lista en mano y un palo en la otra, para golpear en las puertas de entrada, esperaban que la familia saliera y luego hacían público el deceso y esperaban ser invitados a pasar a consumir algo.

Esta gente que comunicaba las noticias pasaron luego a ser los primeros profesionales que fueran contratados. Antes, el que se ocupaba era alguna persona dentro del gremio de donde el difunto era miembro. Pero al disminuir la importancia social de los gremios, dejaron de ser ellos y aparecieron los profesionales de las funerarias.
Eran conocidos como ‘cuervos’ y evolucionaron hasta lo que hoy en día conocemos como empresas funerales.

En los años 30 en y alrededor de la ciudad de Eindhoven surgió un nuevo tipo de empresa funeraria. Es aquí donde se sintió la crisis económica más fuertemente que en otras partes de Holanda. La empresa Philips atraía cada vez más gente hacia la ciudad y así, la estructura social urbana creció en poco tiempo, llevando a Eindhoven a tener un alto índice de desempleo.

La consecuencia fue una serie de abusos de las empresas funerarias, ya se había perdido la costumbre de que los vecinos ayudaran.

Se tenía que hacer de otra manera. Mucha gente estaba convencida de que se podía hacer de otra manera y así surgió un club de pioneros, los fundadores de DELA (Draagt Elkanders LAsten) o sea, algo así como ‘llevar unos las cargas de los otros’.

Los fundadores de DELA estaban molestos por las prácticas funerarias de estos tiempos, donde se hacían grandes diferencias de status. La insatisfacción fue creciente y encontraron la manera de darle una vuelta positiva: crearon un nuevo tipo de asociación basada en la solidaridad y con gran pasión y perseverancia lograron llevarla a buen término.

La historia de DELA comienza en los años 30 del siglo pasado. En esta época los funerales eran para mucha gente un gasto insuperable. La gente podía pagar un seguro para tener su funeral, pero las cuotas solían ser muy altas y al final siempre se terminaba pagando demás. Aquellos que no tenían dinero para costearse un buen funeral, eran enterrados bien temprano en una esquina del cementerio. Sin lápida, sin nombre, sin recordatorio.

Para mucha gente en Eindhoven esto era una monstruosidad, creían firmemente en la idea de que todos tenían derecho a tener una buena sepultura. Tanto la parroquia como los ingresos o el status no debían ser un impedimento o jugar ningún tipo de rol.

Para ésto, crearon un tipo de sociedad funeraria en la que la solidaridad era el punto de partida. Cualquiera podía ser miembro por una cantidad mensual limitada, y cada miembro quedaba asegurado a tener un funeral completo. Al principio esto no fue tan simple de realizar, muchas empresas aseguradoras y el clero protestaron temiendo perder sus clientes ante este concurrente más barato. Pero los pioneros no se desalentaron, al contrario, cuanta más oposición más firmes se mostraban. En 1942 fueron lo suficientemente fuertes para pasar de una asociación a ser una cooperativa. El principio de solidaridad se reglamentó como base en los estatutos. La nueva cooperativa anticipó una gran necesidad: creció rápidamente. Ya en 1947 DELA fue la asociación funeraria más grande de toda Holanda con más de 10.000 miembros!

En la actualidad..

Hoy en día todo es diferente, aunque no parezca haber cambiado mucho. El tema de la muerte ha pasado a segundo plano, ya no es un evento del que participa toda la comunidad. El caracter ritual de morir y ser enterrado se ha perdido, eso es lo más llamativo.

Y esto ha sucedido en un período de 30 años, la actitud hacia la muerte ha cambiado completamente respecto a los ritos de hace 1000 años atrás. Se ha querido privar a la muerte de su caracter dramático, no por la muerte en sí, sino por su entorno. Esta evolución se dio más que nada al cambiar el lugar físico donde la gente fallecía. Cada vez más gente fallece fuera de su casa y lejos del seno de su familia, para hacerlo en el hospital. En la actualidad más del 50%!

Dentro de los rituales funerarios se ha ido tomando una actitud que evita la muestra de las emociones. Casi todos los preparativos se dejan en manos de una empresa funeraria que está a la orden de los deseos y las necesidades personales de cada familia. La publicación de una muerte se hace por medio del envío de una tarjeta por correo o un simple anuncio en el diario, ya no es un acontecimiento personal. La llamada al duelo tampoco se estila más, la gente prefiere no mostrar su tristeza y es por esta razón que con el tiempo se ha ido eliminando la ropa típica de luto, siendo las ceremonias fúnebres cada vez más informales. Cada vez más gente elige su propio estilo de ceremonia, eligiendo incluso la música que será ejecutada. No se trata de nuevas tradiciones, - como soltar globos blancos o quemar la foto del difunto-, sino que hoy en día todo es posible, tan pronto como se adecue a las necesidades del difunto y de la familia y brinde consuelo a los parientes próximos.

Una de las posibles razones es que la gente ya no cree en el más allá, como lo hiciera antes. Otro factor es que las viejas comunidades han ido desintegrándose, por lo cual mucha gente suele morir sola y sus parientes próximos ya no cuentan con los medios para mostrar su tristeza y liberar sus emociones.

Cremación en Holanda

Las visitas a los cementerios han ido desapareciendo y cada vez más gente decide ser cremada.

Según la ley funeraria de 1869, todos los difuntos debían ser enterrados. La gente que no estaba de acuerdo tenía que ser cremada en el extranjero. Así, el famoso escritor Multatuli (Eduard Douwes Dekker) fue cremado en Alemania.

La primera persona que fue cremada en los Países Bajos fue el médico C. J. Vaillant, que falleció a la edad de 95 años y fue cremado el 1 de abril de 1914. Vaillant era un respetado médico que además había sido presidente de la Sociedad Neerlandesa para la Promoción de la Medicina. En 1874 había estado presente en la fundación de la Asociación de Cremadores Facultativos, una organización que trabajaba para introducir la cremación en Holanda. Después de su cremación la policía realizó un proceso verbal. Siguió un proceso de prueba para determinar si la cremación en Holanda estaba permitida. Con rápida ayuda jurídica se logró la absolución de los cargos.

Pasaron más de 40 años hasta que se permitiera la cremación en Holanda, precisamente en el año 1955. Durante mucho tiempo el crematorium de Westerveld in Velsen había sido el único, pero después de 1955 aparecieron muchos otros más.

Finalmente..

Habiendo hecho un poco de orden cronólogico, podemos ver que muchos de los antiguos rituales han desaparecido, y que también gracias al cambio ideológico religioso, hoy en día en Holanda cada uno decide cómo ‘celebrar’ la muerte de sus seres queridos a su manera.

Lo que a mí me llamó la atención es que estos 3 funerales a los que asistí en el lapso de estos casi 8 años tenían casi todo en común, aunque dos fueron enterrados y uno solo cremado. Como el ritual de juntar a los más allegados al cementerio de Amsterdam, en este caso en De Nieuwe Ooster, uno de los más conocidos, con más de 110 años de antigüedad.

La tradición es que los parientes próximos se acerquen al cementerio, en uno de los edificios donde se aguarda a que todos estén presentes y juntos pasar al auditorio (aula) donde estará el féretro, junto a una foto conmemorativa del difunto, flores y quizás velas encendidas. El ataud quedará en el centro, las sillas y bancos de madera se distribuyen a los flancos, como en una iglesia, en forma de acordeón.

Allí se inicia el rito de la despedida, alguno leerá un pequeño discurso o una carta escrita por el difunto despidiéndose de los que se quedan. Habrá momentos de lágrimas, todos revisitarán en silencio los momentos pasados junto al difunto. La música será especialmente elegida para la ocasión, quizás elegida por el difunto, y variará según los gustos, desde jazz y rock’n roll, hasta clásica y nostálgica. Finalizada esta etapa, el ataud será transportado, ya sea por personal del cementerio o por los familiares del difunto, rumbo a su lugar en el parque del cementerio.

Todos saldrán detrás del féretro, acompañando el tramo final antes de ser definitivamente enterrado.

Una vez reunidos en torno al nicho, vendrán las últimas despedidas, las últimas lágrimas. Los niños presentes quizás quieran dejarle un dibujo o simplemente será el momento de despedirse definitivamente de la persona amada. Un puñado de tierra o una simple caricia al ataud antes de retirarse por el mismo camino y allegarse a la recepción, donde la familia y parientes se reunirán a conversar, tomar café y comer una simple rebanada de budín (cake). Se recordará al difunto y cada uno se despedirá y volverá a casa.

De Nieuwe Ooster ha sido declarado patrimonio histórico por el municipio de Amsterdam en el año 2003. El cementerio cuenta con un museo y un café abierto al público. Su arquitectura data de 1892, siendo su parque de una riqueza floral histórica muy importante. Es el mayor cementerio del siglo 19 de toda Holanda, por lo tanto es también el archivo en piedra de la ciudad de Amsterdam.

Miscelánea

- Existe un top 50 de música ejecutada en un funeral. Esta lista la realiza DELA cada año, encontrándose en el primer puesto Andrea Bocelli junto a Sarah Brightman con el tema Time to say goodbye, seguido por el holandés de raíces italianas, Marco Borsato con su tema Het Water.

- En Holanda existe la ley de Eutanasia o ‘la terminación de la vida a petición propia y el suicidio asistido’ desde el año 2002. Esta ley afirma que la eutanasia y el suicidio asistido por un médico es legal y por lo tanto, no punible, siempre y cuando el médico que lo atiende actúe con criterio o con el debido cuidado. Este criterio se refiere a la solicitud del paciente, siempre que el paciente sufra de manera insoportable y no haya esperanzas; que el paciente haya sido informado debidamente; no habiendo otras alternativas razonables; que se haya consultado a otro especialista y que el paciente haya sido informado acerca del método aplicado para terminar con su vida. Para demostrar que se cumplen estos requisitos, la ley requiere que los médicos reporten a un comité especializado en eutanasia que revisará que todo esté en orden.

- Los metales preciosos o quirúrgicos que en algunos casos quedan después de una cremación se destinan al C. J. Vaillant Fonds, una fundación que se ocupa de reciclar estos metales para luego donar su importe a instituciones benéficas como la Hartstichting (Fundación para el corazón), Koningin Wilhelmina Fonds (lucha contra el cancer), la casa de Ronald McDonald y el Aids Fonds (HIV/Sida).


- El 4 de mayo de cada año se celebra en Holanda el Dodenherdenking (recordatorio de los muertos) que es otra cosa que el Allerzielen (Día de todos los Santos). En esta fecha se conmemora a todos los civiles y miembros de las fuerzas militares del Reino de los Países Bajos que murieran durante la guerra o en las misiones de paz durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta 1961 sólo se conmemoraban a las víctimas holandesas de la Segunda Guerra Mundial. Luego se recordarían también a las víctimas de otros conflictos militares, como la revolución nacional en Indonesia o los conflictos en Bosnia. Tradicionalmente se conmemora en masa junto al Monumento Nacional o en la Plaza del Dam en Amsterdam. Esta ceremonia es atendida por miembros del gabinete, la familia real y miembros de las fuerzas militares y representantes de otros grupos.
También en otras ciudades se realizan conmemoraciones simultáneas.

- Existe una fundación de cementerios (Stichting Dodenakkers) donde se puede encontrar toda la información relacionada con la muerte, monumentos conmemorativos de la guerra, patrimonio funerario y cementerios en Holanda.

- La peste negra se conoció en Holanda como la zwarte dood (muerte negra), una enfermedad epidémica que hizo estragos en Europa durante los años 1346 y 1351. En Holanda hubo hasta el siglo 17 regularmente epidemias de este tipo.

- El escritor y periodista holandés Cees Nooteboom tiene una novela llamada Allerzielen (traducida al español como 'El día de todas las almas'), que trata justamente de la vida que lleva un hombre al morir su familia en un accidente. Más allá de la ficción, el autor integra diferentes aspectos sobre la muerte en la historia, filosofía y la literatura.


Fuentes:
http://www.wikipedia.org/
http://www.jefdejager.nl/dood.php

Libros:
'Dit zijn wij - De belangrijkste 100 tradities van Nederland'. Autora: Ineke Strouken. Nederlands Centrum voor Volkscultuur, Pharos Uitegever. ISBN 9789079399192

'Volksgebruiken in Nederland - een nieuwe kijk op tradities'. Autor: J. L. de Jager. Uitgevrij Het Spectrum. ISBN 902749486X

6 comentarios:

  1. Muy bueno el blog Georgina!!Es muy interesante.Gracias por responderme el mail.Podes contarme como un seguidor desde ahora en adelante de este blog jajaj.Abrazo y gracias!!

    Blas.

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  2. Hola Blas,

    Gracias por tu mensaje. Me alegro que te guste el blog. la idea es ahcer llegar info en nuestro idioma, así que me parece bárbaro que sea de ayuda!
    Tu email te lo contesto por Facebook.
    Saludos!

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  3. Muy bueno el arículo Geor! un saludo de la cica que caminaba entre ataúdes :)

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  4. Me había quedado pensando quién podías ser.. pero ahora creo que ya sé.. M P. Gracias por comentar! :)

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  5. Hola soy un funerario y formador en tanatoestetica y me gustaría saber que requisitos piden en Holanda para ser funerario y que tipo de formación tienen los funerarios allí.
    Gracias.

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  6. Hola anónimo, gracias por pasar por mi blog y dejar tu mensaje. Me has dejado pensando acerca de lo que preguntas.. la verdad que no sé muy bien cuáles son los requisitos. Pero se me ocurre que en esta website quizás puedas sacar algo en claro: http://www.uitvaart.nl/infotheek/werken-in-de-uitvaart/opleidingen La información sólo se encuentra en holandés.. fíjate si te arreglas con el google translator. Sino, envíame un mensaje a holandahispanica@gmail.com y si me das tiempo (unas cuantas semanas) quizás pueda hacerte la traducción yo misma. Saludos!

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